Centro Oftalmológico Ocuret

 

Hipertensión Ocular

Valor por encima de

21

mm Hg de presión intraocular
Factor de riesgo número

1

para desarrollar glaucoma
Tratamiento de

3

tipos: gotas, láser y cirugía
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Hipertensión ocular

¿¿Qué es la hipertensión ocular?

La hipertensión ocular tiene lugar cuando la presión del interior del ojo supera el rango que se considera normal y se sitúa por encima de los 21 mm Hg.

El aumento de la presión intraocular (progresivo con la edad, aunque también puede deberse a otras patologías o causas) es el principal factor de riesgo para desarrollar glaucoma y, por eso, las personas con hipertensión ocular son más susceptibles de padecer la enfermedad. Sin embargo, ambas cosas son distintas: se habla de hipertensión ocular cuando la presión intraocular está alta pero el nervio óptico no se encuentra dañado, mientras que en caso de tener glaucoma el nervio óptico ya está dañado –pudiéndose encontrar la presión intraocular normal o alta– y esto puede provocar que el paciente note pérdida de campo visual e, incluso, de visión central en casos avanzados de la patología.

¿Por qué se produce?

La hipertensión ocular está provocada por un mal funcionamiento del sistema de drenaje del humor acuoso, que baña y nutre las estructuras oculares. Cuando este no fluye correctamente por múltiples causas, se rompe el equilibrio entre el líquido que se produce en el interior del ojo y el líquido que va saliendo de él, lo que deriva en un aumento de la presión intraocular (normalmente gradual, aunque también puede ser brusco).

Aunque cualquier persona puede padecer hipertensión ocular, determinados colectivos tienen mayor propensión a sufrirla y, por tanto, a desarrollar glaucoma:

[ultimate_icon_list icon_size=»15″ icon_margin=»10″][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Personas con antecedentes familiares de hipertensión ocular o glaucoma[/ultimate_icon_list_item][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Mayores de 60 años[/ultimate_icon_list_item][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Diabéticos[/ultimate_icon_list_item][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Miopes o hipermétropes altos[/ultimate_icon_list_item][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Pacientes con determinados traumatismos o enfermedades oculares[/ultimate_icon_list_item][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Personas de raza negra o asiática[/ultimate_icon_list_item][ultimate_icon_list_item icon=»Defaults-check» icon_color=»#1e73be»]Pacientes con un ángulo ocular estrecho[/ultimate_icon_list_item][/ultimate_icon_list]

¿Cómo se puede prevenir?

La hipertensión ocular no se puede prevenir, pero sí que se puede controlar de cerca con revisiones periódicas (especialmente en caso de tener factores de riesgo) y reducir mediante diferentes tratamientos para evitar que se dañe el nervio óptico y, con ello, origine una pérdida de visión irreversible fruto del glaucoma.

Síntomas

El aumento de la presión intraocular pasa desapercibido para los pacientes y no se manifiesta con ningún síntoma (excepto cuando tiene lugar de forma repentina en un ataque de glaucoma agudo, que provoca un intenso dolor). Por esta razón, la única forma de detectar la hipertensión ocular es a través de una exploración oftalmológica completa, en la que se mide el valor de la presión intraocular mediante una prueba conocida como tonometría.

Cuando la hipertensión ocular causa glaucoma (es decir, daña el nervio óptico) es habitual que en la mayoría de casos el fenómeno también pase desapercibido si no se lleva a cabo una revisión, ya que la disminución de la visión suele ser periférica al inicio de la enfermedad y no se hace evidente hasta fases muy avanzadas de la misma.

Tratamientos

El tratamiento de la hipertensión ocular, individualizado según cada caso, puede ser mediante fármacos (diferentes tipos y combinaciones de colirios), láser (trabeculoplastia) o varias técnicas quirúrgicas que buscan lograr una reducción eficaz de la presión intraocular con el menor impacto para el paciente. 

¿Cómo evitar que suba la presión ocular y cómo favorecer que baje en el día a día, además de tomar los medicamentos adecuados?

Es muy importante que el paciente con presión ocular elevada, que suele ser uno de los síntomas del glaucoma, sea muy escrupuloso en seguir el tratamiento y las recomendaciones del oftalmólogo. Existen fármacos con cortisona o ansiolíticos y antidepresivos que provocan una subida de la presión intraocular. Es por este motivo que los pacientes deben revisarse periódicamente la presión intraocular y consultar a su oftalmólogo los medicamentos que toman.

¿Por qué se produce un aumento de la presión ocular?

El aumento de la presión ocular obedece a múltiples factores, que pueden resumirse como mecanismos que hacen que el líquido intraocular (humor acuoso) no se pueda eliminar correctamente por su canal normal, lo que provoca dicho aumento de presión. Éste puede ser leve y crónico -glaucoma crónico- o brusco, debido a otros procesos. El oftalmólogo debe examinar al paciente de forma urgente, especialmente en el caso de las formas agudas.

¿Por qué una presión arterial baja incrementa el riesgo de glaucoma que se produce por un aumento de la presión intraocular?

En primer lugar, es importante aclarar que la presión arterial se refiere a la presión que ejerce la sangre en las paredes de las arterias y que nada tiene que ver con el glaucoma. El principal factor de riesgo conocido del glaucoma y el único contra el que actualmente podemos luchar es la presión intraocular. Ésta es el resultado de la presión del humor acuoso (líquido transparente que baña las estructuras oculares) sobre la pared del ojo. Actualmente, no se conoce ninguna medida preventiva para evitar la presión intraocular, que se intenta controlar mediante tratamiento farmacológico o láser.

Por lo que respecta a la presión arterial, si es elevada puede ser el origen de muchas patologías retinianas, como la retinopatía hipertensiva o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), ya que la retina es un tejido altamente vascularizado que contiene una gran cantidad de vasos sanguíneos. Por el contrario, en algunos casos, la presión arterial baja puede producir lesión de aspecto glaucomatoso en el nervio óptico por mala perfusión sanguínea del mismo.

¿Qué es el glaucoma de ángulo abierto y el de ángulo cerrado?

En el interior del ojo existe un espacio que se llama cámara anterior. Este espacio contiene un líquido transparente (humor acuoso), que baña las estructuras que allí se encuentran y mantiene sus propiedades ópticas.

El líquido está entrando y saliendo constantemente de la cámara anterior. La salida del mismo se produce a través del ángulo que forman la córnea y el iris cuando se unen. El ángulo tiene la función de dejar salir el humor acuoso hacia el exterior del ojo para que la presión intraocular se mantenga estable y no se dañe el nervio óptico.

En el caso de los glaucomas de ángulo abierto, pese a que este ángulo está abierto, por diferentes motivos, no funciona correctamente, por lo que el humor acuoso sale más lentamente del ojo, provocando un aumento de la presión intraocular y el consiguiente daño del nervio óptico.

En el caso de los glaucomas de ángulo cerrado, el ángulo se cierra e impide la salida del humor acuoso, aumentando igualmente la presión intraocular.

Si tiene alguna duda

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